Las historias que comienzan antes de nacer tienen una magia especial. Hace unos meses, Fátima, Alex y yo compartimos un ratito juntos para capturar su espera. Su sonrisa, su emoción y esa conexión única con la pequeña Olivia aún en su vientre. Ahora, he vuelto a su hogar para conocer a la protagonista de esta historia.
Hacer sesiones de recién nacido en casa tiene algo íntimo y especial. Son momentos reales en el espacio donde comienza todo. Olivia dormía tranquila entre los brazos de su madre, envuelta en la calidez de su hogar, con la luz suave de la tarde filtrándose por la ventana. Cada gesto, cada pequeño bostezo y cada caricia de Fátima eran puro amor.
Estas sesiones no son solo fotografías; son recuerdos de los primeros días, esos que pasan volando entre pañales, susurros y miradas llenas de ternura. Y qué bonito es poder detener el tiempo, aunque sea por un instante.
Bienvenida, Olivia.



























